Holanda, 2010
Cuando Bert recibe la vista de su atractiva vecina de abajo, vestida de forma sugerente, pidiéndole una taza de azúcar (suiker), su mente comienza a trabajar de forma completamente lógica. La mitología de la vecina (o vecino, pero menos) pidiendo una taza de azúcar (o de sal o de café o de lo que sea) ha sido alimentada, si no directamente creada (como casi todo), por el cine y las series de televisión británicas desde hace décadas. Si una atractiva mujer (u hombre, pero menos) que vive en un piso cercano al tuyo llama a tu puerta para pedirte algo que sin duda tiene en su despensa, evidentemente quiere algo más. Divertido y sorprendente corto que demuestra lo fácil que pueden complicarse las cosas una noche cualquiera en casa.